earthing y grounding
Seguro has escuchado hablar sobre el earthing (también llamado grounding) que, en pocas palabras, es el arte de reconectar con la tierra caminando descalzos sobre su superficie.
Y, aunque todos a nivel intuitivo podemos sentir los beneficios de esta práctica al llegar a la playa y caminar descalzos sobre la arena o deslizar nuestros pies sobre el pasto mojado, ¿realmente qué hay de cierto en todo esto? ¿qué ha sido estudiado y comprobado por la ciencia?
Aunque sea una práctica arraigada a nuestra supervivencia (no olvidemos que el cuerpo humano evolucionó en constante contacto con la tierra, y por milenios hemos vivido rodeados de materiales electroconductores), desde que se normalizaron los zapatos con suelas aislantes no hemos puesto demasiada atención en un gesto aparentemente tan insignificante como caminar descalzos.
Sin embargo, más allá de cualquier metáfora, literalmente nuestros cuerpos necesitan estar conectados con la tierra.
La “vida moderna” implica caminar en el aire —ya sea en el último piso de un rascacielos o en un avión—, y vivir rodeados de materiales aislantes (desde nuestra ropa, hasta los materiales de construcción…) Cuanto mayor es la distancia entre tu cuerpo y la tierra, mayor carga llevas contigo: por cada metro sobre el suelo, 300 voltios de carga se acumulan en nuestro cuerpo. Esta desconexión ha sido tipificada como Síndrome por Deficiencia de Electrones, y se ha relacionado con muchas de las llamadas “enfermedades modernas” y con diversos padecimientos (por ejemplo, se encontró un aumento del 40% en el riesgo de accidente cerebrovascular al comparar personas que viven en últimos pisos con quienes pasan más tiempo cerca de la tierra).
nuestro planeta es una batería viviente…
Fig 1. Flujo de cargas electomagnéticas.
El sol es la fuente de energía de nuestro planeta: en sólo dos días recibimos una cantidad de energía equivalente a todas las reservas probadas de petróleo, gas y carbón por vía solar.
Al recibir energía solar, los electrones rebotan hacia la ionosfera —una capa de la atmósfera a casi 100km de la superficie terrestre—, que los libera en forma de rayos durante las tormentas. Así, la superficie de la Tierra queda cargada negativamente y la ionosfera, positivamente.
La carga negativa de la Tierra es rica en electrones libres, que funcionan como potentes antioxidantes con el potencial de destruir los radicales libres responsables del envejecimiento y el estrés oxidativo. Por medio de las plantas de nuestros pies, el cuerpo humano utiliza el potencial eléctrico de la Tierra para mantener su estabilidad, normalizando todas sus funciones vitales y activando su potencial de autosanación.
Pero, ¿por qué sucede esto?
¿seres eléctricos?
Como la Tierra, el cuerpo humano funciona con energía electromagnética. Nuestro cuerpo es altamente conductor y la mayoría de nuestros procesos biológicos son eléctricos: nuestro sistema nervioso es como una red de cableado y nuestras células se comunican por medio de señales eléctricas que permiten una interacción casi instantánea para regular nuestro ritmo cardiaco, flujo circulatorio, etc.
Tal como una batería conductora, nuestro cuerpo está compuesto por minerales y agua en más de un 60%, cada célula de nuestro cuerpo contiene agua altamente estructurada y cargada a partir de la radiación electromagnética y la energía obtenida del medio ambiente. La capacidad de nuestro cuerpo para generar electricidad es clave en nuestra salud y bienestar.
Del mismo modo en que el agua aumenta en estructura cuando un electrodo introduce una carga negativa, los electrones que recibimos de la tierra ayudan a aumentar la estructura del agua contenida en nuestras células.
Fig 2. Patrones de fuerzas electromagnéticas y circuitos inalámbricos del cuerpo.
Fig 3. Cada articulación es un punto neutro: las corrientes electromagnéticas convergen en tobillos y muñecas cambiando de polaridad.
Cuando conectamos con la tierra, no sólo nos recargamos de energía, sino que, además, podemos descargar el exceso que absorbemos de nuestros múltiples dispositivos y del entorno electromagnético que nos rodea.
Encontramos un buen ejemplo de estas dinámicas al observar los procesos inflamatorios: cada tejido de nuestro cuerpo tiene una carga electromagnética que le permite realizar muchas de sus funciones y la inflamación es una función natural facilitada por un tipo de glóbulo blanco llamado neutrófilo. Los neutrófilos son responsables de enviar radicales libres (que tienen una carga positiva) para desintegrar patógenos y células dañadas, permitiendo que las células sanas reparen los tejidos. Sin embargo, si no hay suficientes electrones libres para neutralizar los radicales restantes, comienza a producirse una reacción en cadena, donde dichos radicales libres roban electrones de células sanas, generando una inflamación crónica.
Al hacer contacto con la tierra, la carga positiva es neutralizada y los procesos de todo nuestro cuerpo vuelven a un equilibrio que promueve la reparación de cualquier desbalance.
Estos beneficios han sido observados en más de una docena de artículos científicos, que respaldan el potencial del earthing como práctica preventiva para promover nuestra salud en todos los aspectos, llegando a ser denominado como "el principal factor para regular nuestro sistema endócrino y nervioso" en un estudio publicado por el Journal of Alternative and Complimentary Medicine a principios de los 2000.
Fig 4. Norte magnético y flujo de cargas en nuestra esfera.
pies descalzos…
Aquí algunos de los beneficios estudiados y comprobados por la ciencia:
Disminución del estrés crónico (al normalizar el ritmo diurno de la hormona del estrés, el cortisol, también responsable de controlar niveles de azúcar en la sangre)
Disminución de inflamación y dolor (confirmada en 20 estudios de caso con imágenes infrarrojas)
Disminución de rigidez, dolor muscular y dolor crónico + mejor recuperación post entrenamiento y actividad física
Disminución de trastornos de sueño (al normalizar la secreción de cortisol a un ciclo de máximo en la mañana y mínimo a la medianoche, promoviendo un sueño más reparador)
Disminución de procesos inflamatorios
Disminución de sangre hipercoagulable y enfermedades cardiovasculares (al fortalecer la carga superficial eléctrica negativa de los glóbulos rojos, permitiéndoles fluir más fácilmente a través de capilares)
Regula el sistema endócrino y nervioso
Equilibra el sistema nervioso autónomo estimulando el sistema nervioso parasimpático, mejorando el estado de ánimo (en un estudio científico realizado con personas adultas, conectar con la tierra durante una hora mejoró significativamente el estado de ánimo)
Profundización y mayor calidad en prácticas meditativas
plantas aliadas
* y prácticas cotidianas para reconectar con la tierra
Siempre que puedas, quítate los zapatos.
Consume plantas aliadas como: raíz de valeriana, manzanilla, canela, astrágalo, avena forrajera, jengibre, cúrcuma, raíz fuerte.
Si en este momento no puedes caminar descalzo sobre la arena o la hierba, comienza por hacerlo sobre baldosas de cerámica y evita aislantes como asfalto, madera y plásticos.
Llena tu casa de plantas anti-radiación, por ejemplo helechos, teléfono (enredadera), dracena, lirio de la paz, lengua de tigre y monstera.
Al tomar un baño, agrega bentonita a tu bañera (puedes hacerlo sumergiendo únicamente los pies por 20-30min.)
Utiliza sábanas conductoras para dormir.
Haz ejercicio con un mat electroconductor o directamente sobre el suelo.
Al volar en avión, procura quitarte los zapatos y colocar los pies contra el metal del asiento de enfrente.
* Adaptado de: Down to Earth, The Earthing Movie
Fuentes: Grounding and chronic inflammation (Dr. Mercola) / Earthing Body Voltage (Roger Applewhite) / The Effects of grounding (James Oschman) / Earthing: The Most Important Health Discovery Ever (Clint Ober) / Earthing: Health Implications of Reconnecting the Human Body to the Earth's Surface Electrons (Chevalier)
Todos los días es #díadelatierra y hoy celebramos conectando con ella de pies a cabeza.
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